EL STRESS TE ENGORGA ??

Publicado en por JORGE EMILIO EL KHOURY BECHARA

 

Nuestro metabolismo se ve afectado por el cortisol, una hormona que se genera durante los periodos de estrés.

La producción de cortisol, denominada con justa razón “la hormona del estrés”, se eleva cuando el organismo está sometido a una situación de estrés crónico, interno o externo. Esto provoca una reducción del metabolismo repercutiendo en el aumento de peso.

A su vez, el cortisol provoca el aumento de insulina y la elevación de estos niveles desencadena un aumento del apetito, especialmente por consumir dulces y féculas. Las personas empiezan entonces a practicar lo que ha se denominado “alimentación hedonista”, una forma de comer que favorece el almacenamiento de grasa, generando altos niveles de sustancias inflamatorias en el hígado.

El cerebro se ve afectado también, pues al intentar aliviar el estrés con comida, activamos el centro de recompensa del mismo. Así, comer por ejemplo un helado o patatas fritas nos produce una sensación de bienestar, pero una vez ha pasado el efecto, sentimos deseos de consumir más de esos alimentos “que nos relajan”.

Es importante saber cómo manejar el estrés, y conocer la forma cómo nuestras emociones estimulan nuestro deseo de comer, para desarrollar estrategias que nos ayuden a alimentarnos mejor y a evitar ganar esos kilos que tanto daño pueden ocasionarnos.


Cuando iniciamos un plan con el objetivo de perder peso, siempre pensamos en descansar adecuadamente, dormir bien y no dejar de lado los momentos de relajación.

Sabemos que el estrés se encuentra fuertemente vinculado al desarrollo de sobrepeso y obesidad, pero ¿por qué el estrés engorda?

La primer respuesta que obtendremos será que, ante la necesidad de descargar tensiones, el estrés nos lleva a comer más.

Sin embargo, un nuevo estudio señala que no sólo sentimos apetito constante cuando estamos estresados y una mayor atracción por consumir muchas calorías, sino que, la liberación de una hormona favorece la acumulación de grasa en la zona abdominal.

La hormona involucrada se denomina hidrocortisona y el cuerpo la libera cuando atraviesa épocas de estrés, lo cual propicia el incremento de la grasa en la zona central del cuerpo, grasa más peligrosa por sus efectos metabólicos.

Pero no sólo la hidrocortisona se encuentra involucrada en el potencial incremento de peso ante el estrés, sino que también, participan el cortisol, la adrenalina y noradrenalina en el intento de estimular al organismo a seguir adelante y enfrentar un esfuerzo adicional.

Así, en el intento de paliar el cansancio y continuar con las actividades, nuestro cuerpo nos empuja a comer más y con más calorías, lo que sumado a las mayores posibilidades de acumular grasa en el abdomen, se convierte en un potencial peligro para la salud.

Entonces, nuestro cuerpo entiende que ante situaciones de estrés necesita más combustible y, a su vez, se prepara con reservas para posibles situaciones peores, por eso, el estrés es un fuerte factor de riesgo para nuestra salud, al incrementar grandemente las posibilidades de desarrollar un exceso de grasa corporal.

El descanso adecuado y relajar tensiones es más importante de lo que pensamos si queremos cuidar nuestra salud. Por ello, no olvidemos dedicar tiempo a nosotros mismos y dormir lo necesario, pues ésto facilitará el camino de despedida al estrés

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