SEXO Y GASTRONOMIA

Publicado en por GERENCIA.HOTELERA2009

Es obvio que sexo y tacto son inseparables, pues sin este último una relación difícilmente puede culminar en el orgasmo, la relación entre ambos va más allá de lo genital. Por una parte, la caricia es uno de los actos que distinguen a los primates del resto de los mamíferos y, por otra, resulta que el tacto dentro de la relación sexual también significa sumisión, poder, intimidad, placer, atracción y gusto. En la gastronomía también el tacto es muy importante. Uno de los grandes desafíos para los científicos básicos del siglo XXI está siendo desentrañar los mecanismos moleculares y fisiológicos que sustentan la percepción oral de las texturas de los alimentos y como estas influyen en el placer gastronómico. De hecho, mientras que la mayoría de los intríngulis del olfato y el gusto ya parecen haber sido desentrañados, la asignatura pendiente para la ciencia continúa siendo el tacto, más aún desde que la introducción progresiva de compuestos poliméricos complejos, algunos de ellos en forma de materias blandas inestables que a veces solo tienen una vida media de minutos, ha producido una infinidad de nuevas texturas en los alimentos, lo que ha sido fundamental para el desarrollo de la cocina de vanguardia de finales del siglo XX. Toquemos madera sin embargo, porque parece que hablar ahora de las texturas en la alta cocina es algo superado; casi un tabú sobre el que es mejor pasar de puntillas. Menos mal que por ahora nadie ha propuesto quitarle relevancia el tacto y sus variaciones dentro del sexo, porque si no, estábamos aviados.

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